Mostrando entradas con la etiqueta emociones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta emociones. Mostrar todas las entradas

lunes, 19 de septiembre de 2016

Rematch, esa temida palabra.

Muy buenas tardes (hora de Nueva York) mis queridos lectores.

Hoy vengo a hablaros de ese espinoso y oscuro proceso llamado rematch.
Os imaginaréis porqué estoy hablando de este tema, por supuesto, y es porque voy a empezarlo bien prontito. Pero que nadie se asuste, que no me ha pasado nada.

El rematch es como llaman las agencias al proceso por el cual una au pair cambia de familia tras cierto tiempo con ella. Excepto en caso graves/serios, normalmente este proceso es porque o bien la familia no se siente muy cómoda con el nivel de conducción de la au pair, o bien la familia se pasa de horas y funciones que le corresponden a la au pair y esta se queja... o sencillamente, no acaban de encajar. Y este ha sido mi caso.

Mi Host Family ha sido muy amable conmigo (en el 98% de los casos) y no me han hablado o tratado mal en ningún momento. Los niños son como todos, difíciles a veces y otras un amor, pero en general me han caído bien y les tengo mucho cariño. Brooklyn me gusta mucho (sí, más que Manhattan, matadme) y mi zona especialmente. Sin embargo, no tengo el feeling con la familia (con los HP concretamente) que creí que tendría. Me siento un poco... como si me hubiesen alquilado una habitación, más que como un miembro más de la familia. Y a eso tengo bastantes pegas que ponerle, pero no es plan de ponerlos a caldo, que en general se puede decir que se han portado bien conmigo.

Siempre tuve esta sensación dentro de mí de que no pertenecía ahí. Es posible que luego resulte que "ahí" es este país en general, pero quiero intentarlo por todos los medios antes de volverme a casa, que para eso siempre hay tiempo. No quiero volver y pensar que no lo intenté todo lo que pude, por mi propia felicidad.

Terminó de quedarme claro que tenía que entrar en rematch cuando tuve una conversación con mi HM en la que me decía que me veía un poco "up and down" y que a lo mejor no teníamos las mismas expectativas: ellos buscaban a alguien que fuese un "tercer padre" (así tal cual me lo dijo), muy flexible con las horas... y que si podía, en mi tiempo libre, pues recogiese el cuarto de los niños y blablabla.
Quiero que quede claro que yo, habiendo vivido de au pair anteriormente ya, tengo muy claro qué es ser au pair. Y no es venir a criar los hijos de otro, ni ser la niñera mágica, ni ser la cleaning lady de la casa. No. Y ahí fue cuando tuve clarísimo que tenía que marcharme, porque ya, con las cartas sobre la mesa, era algo evidente.

Aún así me tomé una semana más para pensarlo. La semana la verdad es que ha sido mucho mejor, con los niños ya a jornada completa en el cole y demás, pero sobretodo porque al haber tomado la decisión, me relajé mucho más y empecé a descansar tranquila por las noches.
Habrá cosas que eche de menos, por supuesto, y no solo a mis amigas, pero creo que es la opción correcta. No voy a vivir con una familia un par de meses, si no un año, y hay que sentirse a gusto con ellos, lo primero y fundamental.

Mi LCC me ha ayudado mucho durante estas semanas cuando he quedado con ella. Es un amor de persona y me he sentido muy apoyada y protegida en todo momento.

Me ha dicho que el proceso de las entrevistas con las futuras familias ahora es un poco diferente, porque (en esta agencia al menos) las familias ahora antes de llegar a mí tienen que pasar por ella. Hace de filtro para ver que se ajustan a lo que yo estoy buscando, digamos.
En teoría tengo dos semanas para encontrar otra nueva familia - nadie sabe dónde porque le he dicho que no me importaría salir de la ciudad si hace falta- y si no, me tendría que volver a casa, con un billete pagado por mí.
¿Lo bueno? El traslado a una nueva familia lo paga todo la agencia, así que eso no sale de mi bolsillo.

Quiero ser positiva durante este proceso, porque ella dice que nadie sabe muy bien cómo, por lo general "sale bien mágicamente". Uno ya tiene más claro lo que busca y lo que no, también. Además, dice que en mi caso concreto no cree que sea muy difícil encontrar otra familia y que, además, quedándome aún once meses por delante, eso debería ayudar.

Ya os iré contando más, aventureros.

¡Deseadme suerte!

Un abrazo enorme,

Septiembre.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Once días en Brooklyn

¡Hola, hola, queridos míos!

Hoy vengo a hablaros de cómo está siendo todo por el momento desde que me bajé del tren que me llevaba de Tarrytown donde hice la orientación hasta el día de hoy.

No voy a mentiros, los primeros dos o tres días fueron duros para mí. Por alguna razón que aún desconozco tenía una sensación muy fuerte dentro de no querer estar donde estaba, no sé exactamente si la casa, la ciudad o el continente directamente, pero tiene más pinta de esto último. En el training tenía la misma sensación, pero como no te dejan ni un minuto quita, tampoco podía pensarlo mucho.

Llegué a la casa de mi HF el jueves 25 de agosto, a eso de las seis y media de la tarde.
Me había ido a recoger mi HM a la estación de Penn Station y luego cogimos un taxi hasta nuestra casa, en Brooklyn. Entre la humedad, el calor del taxi y la forma de conducir de aquel señor me mareé muchísimo, lo que tampoco ayudó mucho.
Al llegar a la casa saludé a mi HD y a los niños, que estaban allí esperándome. Le di la mano al mayor como todo un hombrecito y la pequeña de 4 años me tendió la mano para estrechársela, cosa que hice, y luego me abrazó las piernas. Me hablaron un montón y me estuvieron enseñando cosas, me quedé anonadada, normalmente mis alumnos y los niños que conozco suelen mostrarse mucho más tímidos al principio, pero no.

Vivo en el sótano que es bastante grande y cuando acaben las obras que están llevando acabo podré utilizar la puerta independiente que tiene si quiero, así que estoy contenta por esa parte, a pesar de no tener un baño propio.

Al día siguiente de mi llegada me escribió un mensaje otra au pair ofreciéndome ir a cenar y al cine y eso hice. El sábado, justo el día después, fui a hacer piragüismo a Manhattan con otro grupo de au pairs de mi cluster y el domingo a ver el atardecer a los muelles de Brooklyn y a cenar con la chica del viernes. Como veis, en el aspecto social no pude empezar mejor.

Este lunes empecé a trabajar por primera vez sola con los HK y debo decir que, quitando cosas pequeñas de niños, ha sido todo un éxito. Hemos jugado, ido al parque con otros niños, a la piscina un par de veces, a la biblioteca, al cine, hemos hecho playdates... Nada que objetar.

Bueno, sí. En teoría yo trabajaba de 8 a 5 estas dos semanas hasta que mis HK empiecen el cole el jueves próximo. Si las calculáis, dan nueve horas al día, a cinco días, las 45h máximas que yo puedo trabajar. Pero nunca eran las 5, si no más bien las 5:30 ó 6.
De momento no les he dicho nada porque entiendo que están con la obra además del trabajo y demás... voy a esperar a ver cómo es mi horario cuando empiecen los niños el colegio, porque la principal razón por la que los elegí a ellos y no a la adorable familia de NJ, era el horario "fijo" que tenía.

Por lo demás, se fueron los cuatro a la casa que tiene de vacaciones a pasar el puente y volverán mañana en algún momento, así que he tenido el fin de semana libre, al igual que Labor Day.
He salido de fiesta, ido a Manhattan a pasar el día y hoy justo he vuelto de pasar el día con una amiga en Sleepy Hollow, un pueblo al lado de Tarrytown solo a 50min en tren al norte de NYC.

Bueno, queridos, en resumen mi familia parece ser encantadora, obviando las diferencias a nivel de educar a los niños (como profesora y persona criada en España, al menos) y las cosas estrafalarias de los americanos, sobre las que ya os hablaré en otro post. Hasta entonces...

Un besote enorme,

Septiembre.

martes, 9 de agosto de 2016

Emociones encontradas

¡Hola, hola!

Mirad, yo me vais a perdonar pero esta entrada va a ser para desahogarme. Traduzco: que va a ser bastante inútil para vosotros, pero espero que útil para mí.

El domingo fue mi primera despedida y dejad que os diga que lo llevo fatal. Fatal de los fatales. Yo pensé que no iba a sentarme así de mal, pero sí. Cuando di un abrazo a mi amigo (el segundo que lo doy en todos estos años y el primero fue porque iba alcoholizada y me puse muy pesada) creo que fui consciente por primera vez que era mi último abrazo a esa persona en un montón de tiempo. Y que si quiero abrazarlo o darle una colleja o lo que sea dentro de un mes, ya no voy a poder. Y me siento un poco hundida en la miseria. Visto desde fuera fue un momento muy dulce y tierno, pero desde dentro pensé "esto no me gusta una mierda".  Y hoy no ha ido mejor, que he tenido otras dos despedidas de más gente indispensable para mí. Y aunque a una de estas personas la voy a ver allí en septiembre unos días, se me hace igual de duro.

Todo el mundo me dice "anda, si lo vamos a pasar nosotros peor que tú, que vas a estar en seguida en tu aventura y te olvidas y nosotros aquí lloriqueando porque te has ido". Pues no, amigüis. No. Obviamente el momento será diferente porque allí conoceré gente y una nueva ciudad y blablabla. Pero cuando vosotros estéis pasando un domingo cualquiera en familia, viendo una película con mamá, charlando con papá o merendando en casa de los abuelos; yo no estaré con ellos. O ese día que quedéis todo el grupo de amigos de siempre para el cumpleaños de Paco, yo no estaré y os echaré de menos y os envidiaré porque estáis juntos, haciendo las cosas de siempre, con las bromas absurdas de siempre que me hacen llorar de lo tontos que son mis amigos, hasta que me duele el corazón de lo mucho que los quiero. O yo, que conoceré esa gran ciudad y mientras paseo veré a ese pivón "que le encantaría a mi amiga X", o viendo el cartel de la película que "X y yo queríamos ver" y ahora cada uno la verá por su lado.
Os voy a echar mucho de menos a todos, pero será de una forma distinta, en un momento
distinto y en un contexto distinto.

Dejar a la familia, a los amigos que son ya familia, las bromas, los olores, los lugares, los abrazos y las charlas interminables. Y al nuevo, como diría otra gran amiga. Que yo me pillo muy rápido y me despillo igual de rápido, pero tengo que admitir que contigo estoy jodida. No me esperaba que me gustases de esta forma, la verdad. Ahora que no me lees confesaré que has sido la única persona que me ha hecho dudar sobre mi plan de irme. Es más, consideré seriamente quedarme en Madrid. Y no me voy porque no sienta lo suficiente por ti, si no porque me conozco y jamás me lo perdonaría si no intento siquiera esta gran aventura. Pero ojalá hubiese podido darte mucho, mucho más tiempo. A ti también te voy a echar mucho de menos. Con la intensidad de las nuevas ilusiones, de las sonrisas fáciles, de las piernas que tiemblan. A ti, que eres la primera vez que alguien me cala hondo de una forma adulta y profunda, te voy a echar profundamente de menos. No te lo diré, como tampoco te diré todo lo anterior, pero ojalá vengas a verme. Ojalá te quedes.

Pero os digo, son emociones encontradas. Hay una parte de mí que está completamente eufórica porque solo queden 13 días para irme. Es la euforia de las nuevas aventuras, de la emoción, del aprender, explorar y descubrir. De ver cosas que jamás he visto, olores, ruidos y sobre todo personas. Gente que me hará cambiar, madurar, reír y llorar. Gente que me ayudará a conocerme o a desconocerme. Gente que, seguro, será muy importante en este nuevo episodio. Estoy deseando conoceros a todos. No os hacéis una idea de las ganas que tengo de conocer a los nuevos imprescindibles. Y, quizás, como leí una vez "estoy deseando conocer a mi próximo ex".  Porque quién sabe. Quizás haya nuevos amores verdaderos de esos que solo me duran dos fines de semana. Quizás conozca al amor de mi vida. Quizás no.

Pero si hay algo que de verdad, de verdad, estoy deseando es volver a enamorarme de mí. Es lo más grande. Ya me pasó viviendo en Inglaterra. El viajar, de alguna forma, siempre me ayuda a conocerme más y, cuando me dí la oportunidad de ser todo lo que siempre quise, me quise profundamente. Me acepté y me quise, y eso me hizo automáticamente mucho más feliz. No voy a hablar del momento en que perdí eso de nuevo (quizás al volver a las rutinas, los horarios estresantes, los atascos y la hipocresía), pero estoy deseando volver a encontrarme en un escaparate de Nueva York. Mirar de reojo, sonreírme y decir "así que ahí es donde estabas, ¿eh?".

Así que así estoy, con un millón de lágrimas por mis "hasta pronto" y otras mil sonrisas preparadas para el futuro. Soy un poco bipolar, no sé. Estoy en una fase delicada, entre la depresión y algo más... no sé, algo muy de unicornios y arco iris.

¿Soy la única?

Si me queréis recomendar un psicólogo no hay problema, lo aceptaré. Si no, una sonrisa sincera y un paseo también me valen cuando nos conozcamos :)