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lunes, 29 de agosto de 2016

Vuelo y los cuatro días de la orientación

Muy buenas queridos míos,

siento mucho este retraso, pero con todo lo que está pasando es muy difícil encontrar un momento en el que poder ponerme a relataros todo.

Tengo que deciros, antes de nada, que el viaje en avión es pan comido.

Nada más llegar sabéis que hay que facturar, en mi caso en la T4 de Madrid, y nada, me hicieron un par de preguntas sobre a dónde vas, por qué vas y blabla y te pesan la maleta. Máximo de 23kg... la mía 22,7. Menos mal que no dicen nada sobre el peso de la maleta de mano.
En mi caso yo saqué el billete una vez estaba en el aeropuerto, aunque en muchas aerolíneas es posible hacerlo online. Me ayudó un muchacho encantador que está ahí para eso exactamente y me fue guiando en todo el proceso, que como es USA ya sabéis que todo es different. Luego dicen de España.

Yo viajé con American Airlines. El vuelo estaba previsto que durara ocho horas y media pero luego en realidad fueron siete y media... cosa así.
Deberíais haber visto mi cara cuando entro en el avión y veo unos asientos enormes, con su mesa, sus pantallas... y luego la gran decepción de ver que eso es primera clase y que nanay de la china. A ver, no os quiero engañar, yo fui un poco incómoda... rollo Ryanair- para que nos entendamos. Pero sí es verdad que te dan una manta y un cojín nada más empezar, y unos auriculares para ver las películas que ponen y demás.
De la comida mejor no hablo. En serio, llevad un bocadillo de tortilla. O lo que sea.
Aunque los postrecitos y snacks no están mal y pasean todo el rato los azafatos preguntando si quieres algo de beber, por supuesto gratuito.

Al llegar al JFK con la chica con la que viajaba - Tania- y yo, vivimos la primera aventura. No encontramos a la representante de APIA que debía estar esperándonos. Y es que luego vimos que la señora se dedicaba a leer con el cartel bajado... muy bien eso.
El caso es que nada, nos presentó a otra chica que acababa de recoger y nos hizo esperar por una cuarta. Luego, las cuatro fuimos a la T1 (en el airtrain desde la T8. Y no, no es un tren volador como yo esperaba... vaya decepción, USA, ya te vale) a recoger a otro gran grupo.
Literalmente nos dice "esperad aquí en esta cafetería a que recoja al grupo que viene". Y ahí estuvimos. Dos horas. Y ya desesperadas, dando vueltas porque la mujer no está en el hall de "llegadas", con lo que no está esperando a nadie. Se ha pirado sin más.
De pronto llega un chico y nos dice que es del autobús de la agencia, lo comprobamos, le digo que estábamos con una mujer de la agencia y que necesitamos decirle que nos vamos, a lo que contesta "Se ha ido ya, ya me ha dicho que estábais aquí." WTF? ¿Nos deja solas dos horas y se va sin más y nos deja ahí?

Luego más adelante descubrimos que había hecho lo mismo con el grupo grande que la esperaba en la T1... ese que habíamos ido a buscar.

Llegamos al hotel tras mucho atasco, ya se sabe, es New York City. Y, ¿qué deciros? Una delicia de sitio, precioso. Nos alojamos en el Doubletree by Hilton en Tarrytown. Todo verde, con sus jardines preciosos... en fin, un amor de sitio.
Nos dieron una charla de bienvenida, nos contaron las normas del hotel, dónde estaba todo, nos dieron las llaves y luego a cenar y dormir.
He de decir que eramos 192 au pairs esa semana haciendo la orientación de mi agencia, así que podéis imaginar cómo estaba aquello, siempre chicas paseando de un lado a otro. Y un chico. Osea que por mucho que os digan que APIA no coge chicos, desde ya os digo que es mentira, así que si queréis ir, chicos, adelante.

Las camas son como dormir en una nube, lo prometo. (A menos que te toque la supletoria, que yo como fui la primera de mis compis de cuarto en llegar, elegí una cama buena).
Lo bueno de APIA es que te pone en las habitaciones - de máximo 3 personas- con gente que irá a tu misma zona luego, así al llegar ya conoces a gente.
Mi jetlag fue horrible, me desperté a las 4:30am -hora NY, 10:30 hora Madrid- y ya no pude cerrar el ojo y me pasé todo el día cansada. Os aconsejo que durmáis bien, lo vais a necesitar.

El training es interesante, aunque se hace eterno. El desayuno es de 7 a 8 y a las 8 empiezan las clases. Hasta las cuatro de la tarde, con una hora de 12:00 a 13:00 para comer y un par de descansos de diez minutos por el medio. Mortal. Como todo, algunas cosas os serán útiles, como el curso de la Cruz Roja, las diferencias en tema de legislación, cómo hacer papeleos que tenemos que hacer, el seguro médico, etc; y otras simplemente no lo serán. Imagino que ya lo imaginabais.

Sinceramente, lo mejor del training va a ser que conoceréis a mucha gente. Todo el mundo es muy amable y simpático, y no dejan de ser personas con los mismo miedos e ilusiones que vosotros, por lo que es muy fácil hacer piña.

Y antes de que lo preguntéis: no compré el tour de Nueva York.
No, porque yo voy a vivir aquí y me parece un poco absurdo. Yo me fui con algunas chicas ese mismo día a NYC por mi cuenta. Taxi a la estación de tren de Tarrytown: 3$ por cabeza. Billete de tren a NYC ida y vuelta (sin hora): 20$ por cabeza. Y ya está, eso fue lo que me gasté. Más cenar, claro.
Nosotras vimos la zona de Times Square, el Rockefeller Center, Grand Central Station y ya. Eso sí, todo a patita, con las vueltas de perderse que ello acarrea. Ah! Y la tienda de M&M's, que nos pillaba de camino.
Si al cálculo de 23$ dolares que llevamos - la cena que cada uno gaste lo que quiera- le sumáis los 3$ del taxi de vuelta, os puede salir por 26$. O 58$ si pagáis por subir al Top of the Rock, que son 32$ los adultos, pero nosotras llegamos muy mal de hora, así que lo pospusimos.

En los ochenta dolares que cobran por el tour va incluida la entrada al Top of the Rock, pero no sé si algo más. Las chicas algunas dicen que no bajaron para nada del bus, excepto lo más básico, cuatro fotos y subir a eso, claro.

No sé, cada uno sabréis qué es más interesante para vosotros, sobretodo dependiendo a dónde vayáis después y de lo lejos o cerca que os quede NY para volver en otra ocasión.

En la próxima entrada os hablaré de mis primeros días por aquí, pero tengo que ir a dormir que mañana es mi primer día de trabajo.

¡Deseadme suerte!

Septiembre.

martes, 9 de agosto de 2016

Emociones encontradas

¡Hola, hola!

Mirad, yo me vais a perdonar pero esta entrada va a ser para desahogarme. Traduzco: que va a ser bastante inútil para vosotros, pero espero que útil para mí.

El domingo fue mi primera despedida y dejad que os diga que lo llevo fatal. Fatal de los fatales. Yo pensé que no iba a sentarme así de mal, pero sí. Cuando di un abrazo a mi amigo (el segundo que lo doy en todos estos años y el primero fue porque iba alcoholizada y me puse muy pesada) creo que fui consciente por primera vez que era mi último abrazo a esa persona en un montón de tiempo. Y que si quiero abrazarlo o darle una colleja o lo que sea dentro de un mes, ya no voy a poder. Y me siento un poco hundida en la miseria. Visto desde fuera fue un momento muy dulce y tierno, pero desde dentro pensé "esto no me gusta una mierda".  Y hoy no ha ido mejor, que he tenido otras dos despedidas de más gente indispensable para mí. Y aunque a una de estas personas la voy a ver allí en septiembre unos días, se me hace igual de duro.

Todo el mundo me dice "anda, si lo vamos a pasar nosotros peor que tú, que vas a estar en seguida en tu aventura y te olvidas y nosotros aquí lloriqueando porque te has ido". Pues no, amigüis. No. Obviamente el momento será diferente porque allí conoceré gente y una nueva ciudad y blablabla. Pero cuando vosotros estéis pasando un domingo cualquiera en familia, viendo una película con mamá, charlando con papá o merendando en casa de los abuelos; yo no estaré con ellos. O ese día que quedéis todo el grupo de amigos de siempre para el cumpleaños de Paco, yo no estaré y os echaré de menos y os envidiaré porque estáis juntos, haciendo las cosas de siempre, con las bromas absurdas de siempre que me hacen llorar de lo tontos que son mis amigos, hasta que me duele el corazón de lo mucho que los quiero. O yo, que conoceré esa gran ciudad y mientras paseo veré a ese pivón "que le encantaría a mi amiga X", o viendo el cartel de la película que "X y yo queríamos ver" y ahora cada uno la verá por su lado.
Os voy a echar mucho de menos a todos, pero será de una forma distinta, en un momento
distinto y en un contexto distinto.

Dejar a la familia, a los amigos que son ya familia, las bromas, los olores, los lugares, los abrazos y las charlas interminables. Y al nuevo, como diría otra gran amiga. Que yo me pillo muy rápido y me despillo igual de rápido, pero tengo que admitir que contigo estoy jodida. No me esperaba que me gustases de esta forma, la verdad. Ahora que no me lees confesaré que has sido la única persona que me ha hecho dudar sobre mi plan de irme. Es más, consideré seriamente quedarme en Madrid. Y no me voy porque no sienta lo suficiente por ti, si no porque me conozco y jamás me lo perdonaría si no intento siquiera esta gran aventura. Pero ojalá hubiese podido darte mucho, mucho más tiempo. A ti también te voy a echar mucho de menos. Con la intensidad de las nuevas ilusiones, de las sonrisas fáciles, de las piernas que tiemblan. A ti, que eres la primera vez que alguien me cala hondo de una forma adulta y profunda, te voy a echar profundamente de menos. No te lo diré, como tampoco te diré todo lo anterior, pero ojalá vengas a verme. Ojalá te quedes.

Pero os digo, son emociones encontradas. Hay una parte de mí que está completamente eufórica porque solo queden 13 días para irme. Es la euforia de las nuevas aventuras, de la emoción, del aprender, explorar y descubrir. De ver cosas que jamás he visto, olores, ruidos y sobre todo personas. Gente que me hará cambiar, madurar, reír y llorar. Gente que me ayudará a conocerme o a desconocerme. Gente que, seguro, será muy importante en este nuevo episodio. Estoy deseando conoceros a todos. No os hacéis una idea de las ganas que tengo de conocer a los nuevos imprescindibles. Y, quizás, como leí una vez "estoy deseando conocer a mi próximo ex".  Porque quién sabe. Quizás haya nuevos amores verdaderos de esos que solo me duran dos fines de semana. Quizás conozca al amor de mi vida. Quizás no.

Pero si hay algo que de verdad, de verdad, estoy deseando es volver a enamorarme de mí. Es lo más grande. Ya me pasó viviendo en Inglaterra. El viajar, de alguna forma, siempre me ayuda a conocerme más y, cuando me dí la oportunidad de ser todo lo que siempre quise, me quise profundamente. Me acepté y me quise, y eso me hizo automáticamente mucho más feliz. No voy a hablar del momento en que perdí eso de nuevo (quizás al volver a las rutinas, los horarios estresantes, los atascos y la hipocresía), pero estoy deseando volver a encontrarme en un escaparate de Nueva York. Mirar de reojo, sonreírme y decir "así que ahí es donde estabas, ¿eh?".

Así que así estoy, con un millón de lágrimas por mis "hasta pronto" y otras mil sonrisas preparadas para el futuro. Soy un poco bipolar, no sé. Estoy en una fase delicada, entre la depresión y algo más... no sé, algo muy de unicornios y arco iris.

¿Soy la única?

Si me queréis recomendar un psicólogo no hay problema, lo aceptaré. Si no, una sonrisa sincera y un paseo también me valen cuando nos conozcamos :)